Bajo consumo

Se llaman lámparas de bajo consumo porque consumen menos energía para dar la misma luz que una lámpara incandescente. También se dice que son de luz fría, ya que se calientan mucho menos, pero en realidad son tubos fluorescentes, con la tradicional forma alargada o bien compactos, en forma de bombilla (CFL, Compact Fluorescent Lamp).


Tienen una eficiencia luminosa unas 5 veces mayor que las lámparas incandescentes y su vida media es mayor, por lo que su uso supone un ahorro importante. Pero también tienen inconvenientes, como el encendido diferido, la necesidad de un cierto tiempo para dar la luz máxima o el parpadeo. 

Los tubos fluorescentes tenían un problema adicional: necesitaban dos aparatos, llamados cebador y reactancia, para proporcionar el voltaje necesario para que el tubo se encienda. En el encendido se consume bastante energía, y por esa razón, son adecuados para lugares en que permanecen encendidos de forma continuada, como oficinas, centros de enseñanza, etc, no para encenderlos y apagarlos continuamente.


Todos estos problemas se resolvieron al utilizar componentes electrónicos, con lo que el encendido es instantáneo y la luz muy estable.

El mecanismo de funcionamiento de los tubos fluorescentes se muestra en el esquema:


La lámpara consiste en un tubo de vidrio fino revestido interiormente con diversas sustancias químicas, que emiten luz visible al recibir una radiación ultravioleta. El tubo contiene además una pequeña cantidad de vapor de mercurio y un gas inerte, habitualmente argón o neón, a una presión más baja que la presión atmosférica. En cada extremo del tubo se encuentra un filamento hecho de wolframio, que al calentarse al rojo contribuye a la ionización de los gases. Se forma plasma conductor dentro de todo el tubo fluorescente y, por lo tanto, lo atraviesa una corriente de electrones que interactúa con los átomos de Hg, Ar y Ne, excitándolos, que emiten luz al desexcitarse, principalmente en la región del ultravioleta (UV).

La luz emitida es la típica blanco-azulada, pero se pueden conseguir de otros colores sin más que cambiar la mezcla de gases del interior del tubo, y así se obtienen las luces de neón que se usan en iluminación artística.