Lámpara de plasma

Este es un tipo de lámpara puramente decorativa, y su funcionamiento es parecido al de los tubos fluorescentes: debido a la existencia de una tensión muy alta el estado en el interior de las lámparas es el de plasma (núcleos y electrones libres). Y además, no es precisamente de ayer: la patentó Tesla en 1894.

Casi siempre, una lámpara de plasma es una esfera de cristal transparente, llena de una mezcla de varios gases a baja presión, con corriente alterna de alta frecuencia y alto voltaje, generada por un transformador de alta tensión o una bobina de Tesla en miniatura. Una bola más pequeña en el centro sirve como un electrodo. Se forman "serpientes de luz ultravioleta" (en realidad, gas ionizado) que se extienden desde el electrodo interior hasta las paredes de la esfera de cristal, dando una apariencia similar a múltiples y constantes relámpagos coloreados.

Cuando se acerca un dedo o la mano, se concentran los rayos e incluso puede saltar una pequeña chispa. Además, tras un rato de funcionamiento se suele formar ozono cerca de la lámpara, produciendo un olor a tormenta muy característico. Y si se acerca una bombilla de bajo consumo ¡se enciende!

Estas lámparas son espectaculares, y ahora resultan incluso baratas (alrededor de 15 euros).